Campo de Criptana es un municipio de la provincia de Ciudad Real que cuenta en su territorio con un patrimonio artístico que ya se ha convertido en una imagen emblemática de nuestro país. Se trata de los molinos de viento, uno de los principales atractivos que ver en Campo de Criptana, y situados en la sierra a la que dan nombre: la Sierra de los Molinos. Una silueta que nos evoca aquel pasaje de la obra maestra de Cervantes, El Quijote, en el que el hidalgo luchaba contra los molinos pensando que se trataba de gigantes.
Desde la capital, Madrid, una excursión a Campo de Criptana de un día de duración es la forma ideal de conocer esta zona manchega. Sin duda, una estancia de más días dará la posibilidad de descubrir más rincones interesantes de la zona (como la Reserva Natural de la Laguna de Salicor), pero en un día se puede visitar el conjunto de diez molinos de viento que existen en la actualidad, al lado de la villa.
Tres de ellos son del siglo XVI y todavía conservan la maquinaria que les hacía posible moler el grano de trigo para la obtención de la harina. Se trata de los molinos Burleta (uno de los más antiguos de España), Sardinero e Infanto. Cada sábado uno de ellos se pone en funcionamiento para poder disfrutar en vivo de la experiencia. Además, en los otros siete podrás encontrar museos en su interior, como uno dedicado al vino, a la poesía, al cine, a la labranza o a figuras como la actriz Sara Montiel o el poeta chileno Vicente Huidobro. En el molino Poyatos encontrarás la Oficina de Turismo.
Pero más allá de molinos, Campo de Criptana guarda algún que otro secreto (puedes visitar sus ermitas o algunas de las fuentes con manantiales naturales). Uno de ellos son sus casas-cueva, situadas en la ladera de la Sierra de los Molinos. Se trata de construcciones excavadas en la roca y encaladas en el exterior en las que, antiguamente, vivían los vecinos de la zona, además de ser utilizadas para el almacenamiento del grano o para los animales. Las podrás encontrar en el barrio del Albaicín, un conjunto de callejuelas estrechas y empinadas que conforman la parte primitiva del núcleo de Criptana y que recibe ese nombre debido a las familias moriscas que a finales del siglo XVI se trasladaron de Granada a la villa manchega.
Hoy en día, puedes visitar los museos que albergan dos de ellas: la Casa Cueva del Cerro de la Paz y la Cueva del Molino Infanto, donde también encontrarás una tienda de artesanía típica de la zona. Pero además de estas visitas puedes disfrutar de la experiencia de comer en una cueva-restaurante.
Es el caso de nuestro restaurante en Campo de Criptana, que cuenta con una amplia oferta gastronómica con lo más típico de la cocina manchega. Nada mejor para terminar una visita que un buen bocado a base de productos autóctonos y regado con los mejores vinos con denominación de origen La Mancha.
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